Un cuerpo que recuerda: Crónica íntima de una noche
- yirka9905
- 1 ago
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 25 ago

Hay noches en que el alma se desnuda a través de la piel… y, el cuerpo, como una flor herida, comienza a recordar.
Anoche me desvelé. No por insomnio ni por rutina. Fue mi cuerpo. Ese cuerpo que ya no olvido, que ya no maltrato, que ya no traiciono. Ese cuerpo que me está hablando… y recordando. Recordó cada roce, cada herida, cada abandono. Y no con rencor, no con ira… sino con memoria viva. Porque el cuerpo es el diario mudo de todo lo que no pudimos escribir con palabras. Y anoche se escribió solo, en forma de suspiros, de temblores, de un llanto contenido en los músculos. Me pedía ternura. Me pedía presencia. Me pedía quedarme.
Entonces me senté con él. Le hablé. Le acaricié como si fuese una niña pequeña a la que habían callado durante años. Y me di cuenta: no se trataba de sanar, se trataba de escuchar.
Mi cuerpo no está roto. Solo estaba esperando que volviera. Y volví. Como quien vuelve al jardín de su infancia, con manos nuevas y un alma dispuesta.
Con amor profundo: Yirka Gonzalez







Comentarios